Frío. Esta era la única sensación que Marta tenia desde hacia meses. El sol parecía que pasará de largo en su trayecto incasable hacia poniente y sin embargo se distinguía su luz que se filtraba por las ventanas. Frío estaba también el café que removía de manera rítmica desde hace más de dos horas absorta en sus pensamientos, o mas bien en su único pensamiento.
"Si hubiéramos parado en aquella estación de servicio todo habría sido diferente. No se habría puesto a llorar y Roberto no había perdido los nervios. Él seguiría aquí y todo sería diferente. ¿Por que no paramos?"
Él se llamaba Mario y tenia cinco años cuando Marta lo vio por última vez sentado en la parte de atrás de su mono volumen, gritando que "tenia pipí". No le dejaron verlo. Ni siquiera era capaz de recordar que fue lo que pasó exactamente, sólo vio una luz y de pronto todo fue silencio. A veces piensa que fue una pesadilla y que al despertar por la mañana encontrará a su niño dormido en su cama abrazado al pequeño oso de peluche que le regalaron hace tiempo.
"Si hubiéramos parado en aquella estación de servicio todo habría sido diferente. No se habría puesto a llorar y Roberto no había perdido los nervios. Él seguiría aquí y todo sería diferente. ¿Por que no paramos?"

No volverá nunca.
Marta no soporta esas tres palabra y sin embargo por mucho que lo intente no puede escapar de ella, su pensamiento es como la resaca del mar vuelve una y otra vez. Nunca, nunca, nunca...
Mientras ella esta absorta en la cocina su marido Roberto intenta buscar consuelo en la lectura, lee de manera compulsiva para de estar manera no pensar en todos sus problemas. No ha vuelto al trabajo tras el accidente, simplemente no puede, y a penas habla con nadie. Ni siquiera con Marta. Piensa que él tuvo la culpa de todo lo que pasó, se distrajo a mirar al niño y no vio la placa de hielo. Recuerda sirenas en la lejanía y el olor a sangre en su boca. Despertó en el hospital en una cama al lado de Marta. Nadie fue a verlos a excepción de unos amigos a los que hacía mucho tiempo que no veían. Fueron ellos los que le dieron la mala noticia.
Desde entonces en casa ya no hay risas, no hay juegos ni carreras por las escaleras, ni dulces palabras, ni abrazos, besos, nadie canta, no se escucha la radio, sólo hace frío. Un frío intenso que parece traspasar las paredes.
1 comment:
Es una manera de escribir muy interesante ^^ me gustaria saber como continua es un inicio que me deja abiertas varias puertas.
Me gustaria saber como llevas esta historia ^^ siguela creo que es buena ^^ estoy a medias de terminar una historia para registrarla y dedicartela tal como te dije ^^
okane
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