Thursday, December 27, 2007

Frio

Frío. Esta era la única sensación que Marta tenia desde hacia meses. El sol parecía que pasará de largo en su trayecto incasable hacia poniente y sin embargo se distinguía su luz que se filtraba por las ventanas. Frío estaba también el café que removía de manera rítmica desde hace más de dos horas absorta en sus pensamientos, o mas bien en su único pensamiento.

"Si hubiéramos parado en aquella estación de servicio todo habría sido diferente. No se habría puesto a llorar y Roberto no había perdido los nervios. Él seguiría aquí y todo sería diferente. ¿Por que no paramos?"

Él se llamaba Mario y tenia cinco años cuando Marta lo vio por última vez sentado en la parte de atrás de su mono volumen, gritando que "tenia pipí". No le dejaron verlo. Ni siquiera era capaz de recordar que fue lo que pasó exactamente, sólo vio una luz y de pronto todo fue silencio. A veces piensa que fue una pesadilla y que al despertar por la mañana encontrará a su niño dormido en su cama abrazado al pequeño oso de peluche que le regalaron hace tiempo.


No volverá nunca.

Marta no soporta esas tres palabra y sin embargo por mucho que lo intente no puede escapar de ella, su pensamiento es como la resaca del mar vuelve una y otra vez. Nunca, nunca, nunca...

Mientras ella esta absorta en la cocina su marido Roberto intenta buscar consuelo en la lectura, lee de manera compulsiva para de estar manera no pensar en todos sus problemas. No ha vuelto al trabajo tras el accidente, simplemente no puede, y a penas habla con nadie. Ni siquiera con Marta. Piensa que él tuvo la culpa de todo lo que pasó, se distrajo a mirar al niño y no vio la placa de hielo. Recuerda sirenas en la lejanía y el olor a sangre en su boca. Despertó en el hospital en una cama al lado de Marta. Nadie fue a verlos a excepción de unos amigos a los que hacía mucho tiempo que no veían. Fueron ellos los que le dieron la mala noticia.


Desde entonces en casa ya no hay risas, no hay juegos ni carreras por las escaleras, ni dulces palabras, ni abrazos, besos, nadie canta, no se escucha la radio, sólo hace frío. Un frío intenso que parece traspasar las paredes.


Y mientras tanto en un lugar no muy lejano un niño pequeño deposita flores sobre una tumba, es demasiado pequeño para saber que es lo que ha pasado. Con cuidado deja las flores sobre la lápida mientras una mujer, quizás un familiar le dice: "Vamos Mario es hora de irnos"




Tuesday, December 25, 2007

El angel herido

e

No puedo ver aquello que me rodea,
solamente puedo sentir el miedo
que me recorre por dentro,
miedo a sentir, miedo a confiar,
pánico a confiar en ti
que me embaucas con dulces palabras.
Si yo fuera distinta te daría todo,
todo lo que soy y fui en en un pasado,
quizás con paciencia
las heridas internas se curen
y la belleza vuelva a surgir
en mi corazón yelmo.
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Para Lucas por ser tal cual es.

Monday, December 17, 2007

Bitefight



Siempre que miro hacia atrás recuerdo mi vida pasada como una ensoñación ya que ha pasado tanto tiempo desde que paseaba por mi tierra, la antigua Dacia, que pienso que siempre he sido asi y aquellos recuerdos no son más que el producto de mi imaginación por llevar una vida distinta a la que llevo. Quizás hubiera sido una persona feliz a pesar de lo duro que era la supervivencia en aquellos dias o tal vez una infección me habría matado, nunca lo sabré. Nunca habrá una segunda oportunidad.

Mi vida a los dieciseis años empezaba a adquirir una dimensión diferente a los años anteriores, el resto de la gente del pueblo ya no me trataba como una niña y he de reconocer que la sensación era bastante agradable. Aunque a pesar de que los años pasaban, habia algo que seguía intacto: mi amor por el bosque. Siempre que tenia la oportunidad me escapaba por el valle colindante y me internaba en la foresta, me gustaba escuchar como el viento movia las hojas de esos arboles imperecederos que parecían observanos sin entender muy bien quienes eramos y que haciamos alli perturbando su mundo de ramas y raices. Esta afición mia por adentrarme donde nadie queria entrar me hizo tener cierta fama de "extraña" a lo que debería sumarse mi aspecto ya que aunque mis familia pertenecía a la aldea desde tiempos inmemoriales mi aspecto físico era distinto al de todos ellos: mi tez era asombrosamente pálida y mi cabello era de un color dorado rojizo. De vez en cuando escuchaba a mis espaldas algún murmullo o me encontraba con alguna mirada esquiva pero en general no les prestaba demasiada atención. Todo era perfecto hasta que nos sobrevino la catastrofe.

El consejo nos advirtió que un gran desastre se nos avecinaba y que debiamos estar preparados para hacer frente a una horda de bravos guerreros. Hacia un dia radiante y no me lo pense mucho cuando vi que el sol invitaba a adentrarse en el bosque cercano ignorando la prohibición generalizada de abandonar la aldea. Me quede dormida con el arruyo de mi manantial favorito donde me pasaba absorta las horas y los dias y en mi ensoñación vi arder mi casa y morir a todos aquellos a los que conocía y apreciaba.Sintiendo una extraña corazonada me dirigí con premura hacia mi hogar y al aproximarme desde lo alto de la colina vi que pesadilla se habia hecho realidad. Unos seres que parecían lobos destrozaban todo aquello que tuviera algo de valor o fuera hermoso, mataban a las personas y desgarraban sus miembos. Vi arder mi casa mientras los chillidos de terror y muerte de mi gente perforaba mis oidos. Nosotros eramos pocos y ellos parecían saber que es lo que tenian que hacer en todo momento.

Mientras observaba todo aquel desastre no fui capaz de moverme ni de articular sonido alguno. Uno de ellos debió verme en la lejania porque en apenas un par de segundos lo tenia delante y se avalanzó sobre mi. Desperté a causa de los múltiples dolores, aunque no sabría decir si era de dia o de noche, apenas podia abrir los ojos, tan sólo recuerdo el dolor y un cierto sabor a sangre en mi boca. Estaba herida y no sabia que hacer. Volví a caer inconsciente y al despertar estaba en una cueva. Logré incorporarme de manera precaria sobre el jergón en el que estaba tendida y vi que tenia cataplasmas en brazos, piernas y costado. Al darse cuenta que estaba consciente él se acerco a mi,me explicó que no debía tener miedo que bajo ningún concepto me haría daño. Tardé algún tiempo en recuperarme por completo tanto física como animicamente. Mi salvador se llamaba Okane, y sin un motivo que lo justifique me cuidó durante mi convalecencia y a día de hoy sigue haciendolo.

Me explicó quienes eran "ellos" y que es lo que habia pasado, que yo ahora tambien era un lycan pero que dependía de mi si queria ser como ellos o no, siempre hay diferentes posibilidades. Me explicó que en su caso él también habia perdido a los suyos pero a causa del ataque de "los frios", unos seres cuya forma de sustento era acabar con los humanos para extraer de ellos su más preciado don: la sangre. De como se transformó nunca ha querido hablar pero por el dolor que reflejan sus ojos cuando le pregunto hace tiempo que deje de insistir.

Juramos desde entonces destruir a aquellos que me arrebataron a los mios y a sus seres queridos, unos seres frios que se alimentaban de sangre humana. Sólo Dios si es que es cierto que existe conoce la respuesta.




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